La vida de L.H.H, de 37 años, cambió en un segundo. De pedir ayuda a la Policía porque tres delincuentes habían ingresado a su casa en la ciudad de Gualeguay con fines de robo, a terminar detenido por tener nueve kilos de cogollo. Ese cambio radical que sucedió el 20 de abril de 2019 cuando comenzó a recorrer el sinuoso camino de la justicia Federal tuvo su final este miércoles. Y la conclusión de la historia no fue de terror, ya que la jueza federal Lilia Carnero, le aplicó una pena de prisión condicional y una irrisoria multa. La magistrada tuvo en cuenta que el hombre nacido en Capital Federal, pero afincado hace años en la Ciudad de los Poetas cambió su conducta y tiene trabajo estable. Si bien el fiscal había solicitado una pena de prisión de cuatro años de cárcel y la defensa habló de cultivo para consumo personal, la jueza Carnero aplicó una sanción de dos años y cuatro meses de prisión por tenencia simple de estupefacientes.
“El olor a marihuana se sentía a una cuadra”
Los funcionarios policiales que acudieron a la casa de L.H.H, ubicada a pocas cuadras del club Quilmes de Gualeguay aseguraron que “el olor a marihuana se sentía a una cuadra”. Es más lo mismo señalaron los vecinos del hombre que al momento del hecho no estaba inscripto en el REPROCAN.
La defensa siempre apuntó a la inocencia del hombre o a una pena leve. En los alegatos trataron de explicar que el imputado tenía y cultivaba para su consumo personal, una explicación que el Fiscal derrumbó, porque con la cantidad que detentaba bajo su poder, tenía asegurado el
consumo para varios años. Es más, fiscalía calculó que Gualeguay tiene 51.0000 habitantes aproximadamente, por lo que el acusado podía abastecer a toda esa población con cinco porros.
El representante del MPF destacó en su alegato para justificar el pedido de condena el informe pericial de GNA quienes detallaron el peso de 9208.05 gramos, útiles para fabricar más 200.000 dosis umbrales, con un 18 % de concentración.
Asediado por los ladrones
Según declaró el acusado los intentos de robos eran constantes. Al parecer, los delincuentes sabían de la existencia de las plantas de cannabis sativa y cogollos ya envasados.
El hombre dueño de casa reconoció que es consumidor de marihuana desde los 16 años y que comenzó a cultivar para consumir. Dijo también que al momento del hecho, se encontraron plantas en secado, y
explicó que sabe que la planta pierde humedad aproximadamente el 70 %.
El descarta todo lo que no sea cogollo para el momento de armar sus cigarrillos. Indicó que luego de que entró en vigencia el REPROCAN, le autorizaron nueve plantas y él tenía seis. Afirmó que el peso final de lo secuestrado no llegaba a los dos kilos, pero que la policía peso todo.
La defensa del hombre condenado destacó en sus alegatos que ningún testigo o vecinos habló que en la casa del acusado se haya comercializado estupefacientes. Este dato también fue tenido en cuenta por la jueza al momento de dictar sentencia.