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El hilo que brilla
Como si fuese una tanza, desde el jazmín brilla un hilo de telaraña. La brisa mueve los gajos y se refractan los rayos de sol. Cuando no sé qué escribir, observo cosas como esas. Veo bajar la luz por los tallos, persigo el brillo encimado al hilo, pienso en las cosas que se hunden, en la jabalina de metal como una aguja que vi en un campo, en la tensión guardada en el centro de la tierra, en los refucilos de la tormenta, en la electricidad de la violencia. Pienso en la violencia como tela que se teje, en los malos tratos, los modos que asimilamos que se escurran entre los vínculos, en la huida de todo lo luminoso que nos hacía feliz.
Podrían pasar horas o un solo instante, detenerse no cuesta nada. Es fácil y rápido o bien lento y difícil porque en el ritmo de las rutinas nos desgastamos tanto que no podemos soportar la quietud.
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