Un barco infinito
A Héctor Viel Témperley
Con una pala cavo el sol
perforo alas de mariposas.
Armazones de metal se deshacen
en terrones
de luz.
Nadamos hacia la costa de las hortensias
de sus pétalos nacen tiburones azules.
Una madre dijo:
las hijas mujeres no se casarán nunca
si no matás ese cantero.
Entre mis ojos y los ojos de dios
una zanja de talones abiertos muerde el cielo.
La fe en un jardín es un barco infinito.
La pala cava en el sol
y en los ojos
y todas las espaldas que tuve se abren
y todos los pimpollos se abren
y todos los bulbos se parten y dejan que un brote pinche la luz.
Un tiburón pequeño se pudre y me acompaña
un zapato se pudre y me acompaña
mis pies se pudren y me acompañan.
En esta playa donde el futuro huye
la tierra es el mar por donde pesco:
bocas abiertas sin palabras
lombrices que tragaron ballenas
alas de gaviotas echan cal sobre las palabras
blancas
las cosas se deshacen como hostias.
