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lunes, 14 de octubre de 2024
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Cultura

Una mirada desde la alcantarilla. Que esto y que aquello

Que esto y que aquello. Texto de Belén Zavallo

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Que esto y que aquello

Ya no nos contamos historias. Nos chismoseamos cosas con desconfianza de que el otro nos falle, entonces tampoco ya casi hablamos. Cada vez que lo hacemos, tenemos miedo de pisar el palito, tememos que haya uno que nos esté vigilanteando, que alguien alcahuetee lo que dijimos a boca de jarro por la indignación o por la libertad que nos da creer que usamos bien la lengua. 

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La lengua suelta como un barrilete que se deja llevar por el viento, a lo alto, picoteando las nubes con los pájaros, gorjeando entre los copos blancos como si fuesen arroces y bichitos que se entreveran. 

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La lengua ajustada contra el dorso de los dientes, “me mordía por responderle” (o por contarle), decían antes a esa contención casi imposible de quedarse callados. 

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Que esto y que aquello era la frase para resumir una historia larga, se dijeron que esto y que aquello. 

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En la feria entrevisté a una escritora que me dijo “a mí preguntame porque si no, no sé qué contarte y me quedo callada”. Terminamos hablando de los rumores que constituyen sus textos, de cómo el chisme no deja esa categoría en la literatura y se lee en el tono de murmullo. A raíz de haber escrito sobre su pueblo, los antiguos vecinos, después de enterarse de la publicación de la novela que contaba los pormenores y detalles de cada familia, eso que no se podía decir en voz alta, comentaron en facebook que “una persona que no querían nombrar estaba escribiendo mentiras”. Y claro, me decía ella (la escritora) si yo me dedico a hacer ficción.

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