PUNTOS CLAVE
La metformina es el fármaco más usado en el mundo para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2, una enfermedad que afecta al menos al 10% de la población mundial.
En distintas investigaciones se propuso que esta droga tiene efectos contra el envejecimiento, en particular neuronal, por mecanismos de acción genómicos, más allá de sus efectos sobre el control de la glucosa en los pacientes con diabetes mellitus tipo 2.
Un grupo de investigadores de Estados Unidos y Australia evaluó la asociación entre suspender la metformina, y la incidencia de demencia, en pacientes con diabetes mellitus tipo 2.
La cohorte incluyó a 12.220 miembros de Kaiser Permanente del Norte de California que suspendieron la metformina tempranamente (con función renal normal) y 29.126 usuarios habituales de metformina (grupo control).
El grupo de los “terminadores tempranos” estuvo compuesto por un 46% de mujeres, con una edad promedio de 59 años al inicio de la prescripción de metformina.
La cohorte de los que continuaron con la metformina tenía un 47% de mujeres, con una edad promedio al incio de la prescripción de 61 años.
Los adultos que suspendieron la metformina tuvieron un 21% más de probabilidades de ser diagnosticados con demencia durante el seguimiento (índice de riesgo, 1.21), en comparación con los usuarios habituales de metformina.
Esta asociación fue en gran medida independiente de los cambios en el nivel de A1c y el uso de insulina (es decir, del control de la diabetes mellitus).
Estos hallazgos apoyan la hipótesis de que la metformina podría tener ciertos efectos neuroprotectores, que justifican más estudios en el futuro.
Metformina: historia y breve repaso (2)
La metformina (N, N-dimetil-biguanida), es un fármaco hipoglucemiante, de la familia de las biguanidas.
Originalmente, deriva de una hierba medicinal, la lila francesa Galega officinalis.
Se describió en 1653 que la Galega officinalis podría usarse para tratar lombrices (parásitos intestinales), fiebre, pestilencia, epilepsia y otras dolencias.
En 1772, John Hill recomendó Galega officinalis para tratar los síntomas de la diabetes.
En 1957, el médico francés Jean Sterne exploró esta propiedad antihiperglucémica, e informó por primera vez sobre la aplicación de la metformina en el tratamiento de la diabetes.
Desde entonces, la metformina se uso ampliamente en Europa para tratar la diabetes, pero tardó en obtener la aprobación en los Estados Unidos, debido a la preocupación por la acidosis láctica, un efecto adverso de esta.
En 1995, se demostró que la metformina era eficaz y segura en el tratamiento de la diabetes y se introdujo en Estados Unidos.
En la actualidad, la metformina es el medicamento de primera línea para tratar la diabetes mellitus tipo 2.
La dosis oral de metformina es de 500 a 1000 mg.
La biodisponibilidad absoluta del clorhidrato de metformina, por vía oral, es relativamente baja (50-60%), y su proceso de absorción se produce principalmente en el intestino proximal, incluidos el duodeno y el yeyuno.
La absorción de metformina en el tracto gastrointestinal es lenta e incompleta. No se metaboliza en el hígado. Esta droga tiene una vida media de eliminación de aproximadamente 6 a 7 horas. La principal vía de eliminación es la rápida excreción a través de los riñones, donde entre el 30- 50% de la droga se elimina y permanece sin cambios en la orina.
Los efectos secundarios más comunes incluyen irritación gastrointestinal, la acidosis láctica y deficiencia de vitamina B12.
Metformina: ¿una droga antiage?
Recientemente, numerosos estudios que utilizan diferentes líneas celulares y organismos, han demostrado que la metformina podría tener un gran potencial para retrasar el envejecimiento y aliviar las enfermedades relacionadas con este proceso, al actuar sobre moléculas clave relacionadas.
Se inició un estudio multicéntrico, aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, Targeting Aging with Metformin (TAME) (3) para explorar más a fondo el papel antienvejecimiento de la metformina.
¿Efectos neuroprotectores? (una nueva investigación publicada en JAMA) (1).
Un grupo de investigadores de Australia y Estados Unidos evaluó la asociación entre suspender la metformina por motivos NO relacionados con la disfunción renal, y la incidencia de demencia.
Incluyeron a 12.220 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 del sistema de salud del Kaiser Permanente, de Carolina del Norte, Estados Unidos, que suspendieron la metformina tempranamente (con función renal normal), y 29.126 usuarios habituales de metformina (grupo control).
-La cohorte de “terminadores tempranos” estuvo compuesta por un 46% de mujeres, con una edad promedio de 59 años al inicio de la prescripción de metformina.
-El 47% de la cohorte que continuó con metformina (es decir, el “grupo control”) fueron mujeres, con una edad de inicio de 61 años.
Los siguieron durante años.
El resultado principal medido fue el desarrollo de demencia, de acuerdo a los registros médicos.
Se midieron también distintas variables, como por ejemplo la hemoglobina glicosilada A1C (A1c).
Los resultados: ¿qué encontraron en este estudio?
Los adultos que suspendieron la metformina temprano tuvieron un 21% más de probabilidades de ser diagnosticados con una demencia durante el seguimiento (índice de riesgo, 1.21), en comparación con los usuarios habituales de metformina.
Esta asociación fue en gran medida independiente de los cambios en el nivel de A1c y del uso de insulina.
Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?
Estos hallazgos apoyan la evidencia aportada por otros estudios observacionales, que muestran una asociación entre el uso de metformina y una menor incidencia de demencia en adultos con diabetes.
Entre las limitaciones del estudio está que el diagnóstico de demencia se obtuvo en base a los registros médicos. Además, no se evaluaron factores como la raza, el origen étnico o el tiempo de tratamiento con metformina, y no se dispuso de la información sobre el motivo exacto por el que se suspendió la metformina.