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jueves, 24 de octubre de 2024
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Una mirada desde la alcantarilla. Salvar el tiempo

Algo del tiempo en el que ya no estamos

*

Me cuesta salir de las emociones, tengo esa especie de apego al efecto, como cuando hay juguetitos en la bañera y al quitar el tapón, las cosas giran con el agua y permanecen un rato pegadas al fondo. Ayer murió un artista amigo, escribí, lloré y pensé mucho en Oscar pero también en otras cosas porque cuando se termina un tiempo, cuando la vida deja este plano, cuando nuestra geografía por ende se modifica, y sabemos que no cruzaremos más por la casa de al lado y nos quedaremos charlando con nuestro vecino, ni mirando qué está pintando de nuevo, ni le pediremos las herramientas de poda, ni escucharemos la motosierra a la siesta y le diremos “bajá del jacarandá”, ni podremos sentirnos bueno haciéndole una advertencia “Car, cerrá la ventana”, “Car, alimentate mejor”, es recién ahí que entendemos que esas pequeñas acciones que nos alegraban se acabaron para siempre. Entonces queda no sólo la memoria que a todo lo tergiversa, sino también queda el gusto rancio de sabernos tan frágiles, tan asomados al abismo aún en la ceguera diaria. Y ahí vislumbra siempre la poesía. 

Escribió Mary Oliver:

Cuando se termina, se termina, y no sabemos

-nadie lo sabe- qué pasa después.

Por eso, trato de no perderme nada.

Tanto es así que, en toda mi vida,

creo que nunca me perdí 

una luna llena

o el rumor de su resurrección.

O un beso.

Bueno, sí, sobre todo un beso.

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