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miércoles, 13 de noviembre de 2024
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El sueño: ¿un aliado en la prevención de la diabetes mellitus tipo 2?

Revisamos una investigación publicada en JAMA, en la que analizaron, a partir del Biobanco del Reino Unido, la relación entre las horas de sueño diario, una dieta saludable y el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (1).

PUNTOS CLAVE

Se publicó en JAMA una investigación en la que analizaron los efectos de tener una dieta saludable, y la duración del sueño, sobre el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.

Llevaron adelante un estudio de cohorte. Analizaron datos de 247.867 adultos en el Biobanco del Reino Unido. Los dividieron en categorías de horas de sueño diaria (de normal, con 7 o más horas, a sumamente corto, con menos de 4 horas), y de dieta saludable (desde no saludable, a muy saludable).

Incluyeron a casi 248 mil británicos, con alrededor de 56 años de edad media, y un 52% de mujeres. Los siguieron 12.5 años en promedio. El 3.2% desarrolló diabetes mellitus tipo 2.

Encontraron que las personas que dormían menos de 6 horas diarias, tenían un riesgo notablemente mayor de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (16% más), en comparación con aquellos que dormían entre 7 y 8 horas (la recomendación actual para las horas de sueño diarias).

Tener una dieta muy saludable, comparado con una dieta poco saludable, disminuyó el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 hasta en un 75%.

A pesar de la asociación entre dietas más saludables y un riesgo reducido de diabetes tipo 2, el aumento del riesgo asociado con una duración corta del sueño persistió incluso entre adultos con hábitos alimentarios saludables.

Esto quiere decir, que incluso una dieta saludable, no llega a compensar el impacto de dormir poco sobre el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.

Estos hallazgos sugieren que adoptar una dieta saludable puede no reducir el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, entre quienes habitualmente duermen poco tiempo.

Dormir mal (y diabetes tipo 2)

Muchas personas duermen menos de 7 horas al día (sueño de corta duración, o sueño insuficiente): esta condición esta presente en el 33.2% de los adultos estadounidenses.

Los períodos prolongados de sueño insuficiente se asocian con diversos riesgos para la salud, incluido un mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.

En un metanálisis, que incluyó 482.502 participantes de distintos estudios prospectivos, con períodos de seguimiento que abarcaron de 2.5 a 16 años, se demostró que cada hora de sueño que se duerme por debajo de las 7 horas por día se asoció con una probabilidad 1.09 veces mayor de desarrollar diabetes tipo 2 (es decir, por cada hora de menos, 9% más riesgo).

En el Biobanco del Reino Unido se observaron patrones similares, al investigar la asociación entre la duración del sueño y la diabetes mellitus tipo 2: los participantes con una duración diaria de sueño inferior a 7 a 8 horas, tuvieron un índice de riesgo (HR, hazard ratio) de 1.21 para desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (es decir, un 21% más riesgo).

Varios estudios mostraron que la restricción aguda de sueño se asoció a:

– Respuestas alteradas a las pruebas de tolerancia a la glucosa

– Indicadores de resistencia a la insulina

El ejercicio: ¿podría ayudar?

Según la evidencia actual, aumentar la duración del sueño diario a al menos 7 horas, puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en personas con sueño insuficiente. Sin embargo, persisten los desafíos para lograr la duración recomendada del sueño: pese a saberlo e intentarlo, muchas personas no pueden, ya sea por trabajo, hijos, presiones económicas, u otras razones.

Dadas esas limitaciones, se planteó si seguir un estilo de vida saludable puede ser un enfoque alternativo para mitigar el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 entre personas que duermen poco.

En línea con esto, un pequeño estudio experimental sugirió que: realizar ejercicio en intervalos de alta intensidad durante el día, podría contrarrestar los efectos perjudiciales de la restricción del sueño sobre la tolerancia alterada a la glucosa en humanos.

Esos hallazgos fueron reafirmados por un análisis reciente de los datos del Biobanco del Reino Unido, que indicó que las personas con una duración corta del sueño, que realizaban actividad física en forma regular, presentaban un menor riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.

¿Y la dieta saludable?

La eficacia de un patrón dietético saludable para reducir el riesgo de diabetes mellitus tipo 2 está bien establecida.

Sin embargo, el grado en que la adherencia a dicha dieta pueda mitigar el riesgo elevado de diabetes mellitus tipo 2 asociado con la corta duración del sueño crónica, no está tan clara.

Con esta evidencia en mente, un grupo de investigadores analizó a 247.867 participantes de la cohorte del Biobanco del Reino Unido, exploraron la asociación entre la corta duración del sueño y la incidencia de diabetes tipo 2, particularmente considerando la adherencia a una dieta saludable.

La hipótesis fue que un patrón dietético saludable reduciría el riesgo de diabetes tipo 2 entre quienes duermen poco tiempo. Los resultados fueron publicados en JAMA.

Un nuevo estudio de Biobanco del Reino Unido

Incluyeron a 247.867 participantes. Los clasificaron en 4 grupos, según la duración del sueño diario:

Normal (7-8 horas por día)

Levemente corto (6 horas por día)

Moderadamente corto (5 horas por día)

Extremadamente corto (3- 4 horas por día)

Sus hábitos alimentarios se evaluaron en función del consumo específico de carne roja, carne procesada, frutas, verduras y pescado de la población, lo que dio como resultado una puntuación de dieta saludable que oscilaba entre 0 (la más insalubre) y 5 (la más saludable).

Calcularon en esta población los índices de riesgo (HR, hazard ratio) para el desarrollo de diabetes tipo 2, en los distintos grupos de duración del sueño, así como de puntuación de dieta.

Los resultados: ¿qué encontraron en este estudio?

La cohorte estuvo compuesta por 247.867 participantes. La edad media fue de 55.9 años. El 52.3% eran mujeres.

El 75.5% informó una duración del sueño normal, el 19.8% levemente corto, el 3.9% moderadamente corto, y el 0.8% extremadamente corto.

El 1.5% obtuvo una puntuación de dieta saludable de 0, el 7.4% obtuvo una puntuación de 1, el 17.6% de 2, el 27.5% de 3, el 29% de 4 y el 17% de 5 (el patrón dietético más saludable).

Durante el seguimiento (12.5 años en promedio), al 3.2% de los participantes se les diagnosticó diabetes mellitus tipo 2.

Se vio un aumento significativo en el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 entre los participantes con 5 o menos horas de sueño diario.

Las personas que dormían 5 horas por día tuvieron un HR de 1.16 (es decir, un 16% más riesgo), de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, comparado con las personas que tenían un sueño normal.

A su vez, las personas que dormían de 3 a 4 horas por día, tuvieron un HR 1.41 (es decir, 41% más riesgo) de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, en comparación con las personas con un sueño normal.

Además, las personas con los patrones dietéticos más saludables tuvieron un riesgo reducido de diabetes tipo 2 (HR, 0.75, o un 75 % menos riesgo).

La asociación entre la duración corta del sueño, y el mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2, persistió incluso para las personas que seguían una dieta saludable, pero no hubo una interacción multiplicativa entre la duración del sueño y la puntuación de la dieta saludable.

Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?

En este estudio de cohorte, en el que participaron residentes del Reino Unido, una duración habitualmente corta del sueño se asoció con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Esta asociación persistió incluso entre los participantes que mantuvieron una dieta saludable.

Estos hallazgos sugieren que la adopción de una dieta saludable puede no reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 entre quienes habitualmente duermen poco tiempo (esto quiere decir, que una dieta más saludable no compensa los efectos de dormir mejor, en lo que a la prevención de la diabetes mellitus tipo 2 respecta).

Para validar estos hallazgos, se necesitan más estudios longitudinales, que incorporen medidas repetidas del sueño (incluidas evaluaciones objetivas) y hábitos dietéticos.

Referencia

(1). https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2815684

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