24.1 C
Paraná
viernes, 25 de octubre de 2024
AHORA
Economía

Según el FMI, Argentina es el único país con superávit fiscal en Sudamérica

Así lo refleja un informe del FMI. Aunque también es el único que registra una contracción de la actividad económica.

“En Argentina, la firme implementación del programa está ayudando a restaurar la estabilidad macroeconómica”, señala el informe Perspectivas Económicas – Las Américas del Fondo Monetario Internacional (FMI) difundido este viernes en Washington. De la lectura del documento surge que se trata del único país de América del Sur con superávit en las cuentas del Gobierno este año, pero también es el único que registra una contracción de la actividad económica.

El documento sostiene que “en el primer semestre de 2024, las autoridades han logrado un superávit fiscal (el primero en 16 años), han reconstituido las reservas y han reducido la inflación más rápidamente de lo previsto”.

Los números del organismo multilateral muestran una caída de más de 5 puntos del PBI en el gasto primario del Gobierno que disminuye de 35,3% el año pasado a 30,2% en el presente. De esta forma proyecta un superávit equivalente a 1,8% del PIB y uno superior – 2,9% – para el año próximo.

La evaluación del Fondo es que “están apareciendo signos de estabilización económica, y la actividad económica se expandió a partir de abril, pero el ritmo de recuperación sigue siendo incierto y desigual entre los sectores”.

En este contexto plantea que “Para mantener los avances será necesario que las políticas sigan evolucionando, en particular en los frentes monetario, cambiario y estructural”.

A contramano de lo que sucede en el conjunto de los países de América del Sur, que registran en todos los casos crecimiento económico para el año en curso, el FMI prevé una contracción de alrededor de 3,5% en el PBI argentino, pero se proyecta un crecimiento en torno de 5% por ciento en 2025.

Estima que la inflación anual terminará el año por debajo de 140% y que descienda hasta cerca de 45% para finales de 2025.

Crecimiento débil

“Tras sortear con éxito una serie de shocks, la mayoría de los países de la región (de América Latina y el Caribe, excluidas Argentina y Venezuela) están convergiendo hacia su (débil) crecimiento potencial, aunque desde posiciones cíclicas diferentes”, señala el Fondo. La expansión económica se ha moderado de 4% en 2022 a 2,6 % en 2023, a un ritmo similar a comienzos de 2024 y se espera que sea de 2,2% el año próximo.

La inflación ha disminuido considerablemente en la mayoría de los países, aunque presenta cierta rigidez producto del dinamismo de los mercados laborales internos. Se proyecta que la inflación en América Latina y el Caribe (excluidas Argentina y Venezuela) se reduzca gradualmente de 4,7% a finales de 2023 a 4,3% y 3,3% a finales de 2024 y 2025, respectivamente.

Un dato favorable para la Argentina es que las previsiones para Brasil, su principal socio comercial en la región, se han revisado al alza en vista de los efectos previstos de las reformas estructurales y la aceleración de la producción de hidrocarburos.

Se proyecta que el crecimiento del PBI brasileño permanezca en un nivel sólido de 3% en 2024, gracias a un consumo privado resiliente —ayudado por transferencias fiscales y el dinamismo de los mercados laborales—, al aumento de la inversión y a disrupciones menos graves de lo previsto a causa de las inundaciones.

Para el año que viene se espera que el crecimiento se modere a 2,2% debido a efectos de arrastre estadístico más reducidos, una política monetaria aún restrictiva y el enfriamiento previsto del mercado laboral. A mediano plazo, se prevé que el crecimiento en Brasil aumente a 2,5% gracias a factores estructurales favorables, entre ellos la reforma del impuesto al valor agregado, que supone una mejora de la eficiencia, y la aceleración de la producción de hidrocarburos.

Volviendo a la región, el Fondo advierte que los riesgos para la inflación siguen sesgados al alza y se derivan de la estrechez del mercado laboral, la persistente inflación de los servicios, el anclaje incompleto de las expectativas y la posibilidad de un relajamiento de la política fiscal.

Dado que las brechas del producto y la inflación se han cerrado en su mayor parte, pero la política monetaria sigue siendo contractiva y deben fortalecerse las finanzas públicas, el organismo considera que es necesario recalibrar la combinación de políticas.

Al respecto, recomienda que la consolidación fiscal, con énfasis en incrementar ingresos, debe avanzar sin demora con la finalidad de reconstruir los márgenes de maniobra, protegiendo al mismo tiempo la inversión pública y el gasto social prioritarios.

Esto contribuiría a la normalización de la política monetaria y al afianzamiento de la credibilidad y la resiliencia de los marcos de políticas. Se considera que la mayoría de los bancos centrales están en condiciones de proceder con la relajación monetaria, balanceando evitar el resurgimiento de presiones sobre los precios y evitar una contracción económica excesiva.

Las perspectivas de crecimiento a mediano plazo para América Latina y el Caribe (excluidas Argentina y Venezuela) siguen siendo débiles, con una expansión proyectada del producto de alrededor de 2,5% anual en los próximos cinco años, en consonancia con el magro promedio histórico de la región, y bajo en comparación con otras economías de mercados emergentes. Esta magra proyección se debe a “problemas persistentes no resueltos, como la escasa inversión y el bajo crecimiento de la productividad, a lo que se sumará el cambio en la dinámica demográfica”.

Círculo vicioso

El Fondo considera “preocupante que la agenda de reformas en curso es limitada, lo que podría llevar a un círculo vicioso de bajo crecimiento, descontento social y políticas populistas”. Para evitarlo entiende necesario avanzar con reformas que promuevan todos los motores de crecimiento. Mejorar la gobernanza —mediante el fortalecimiento del Estado de derecho, la mejora de la eficacia del gobierno y la lucha contra la delincuencia— es una prioridad que abarca todos los ámbitos del crecimiento.

Para impulsar la acumulación de capital afirma que es necesario mejorar el entorno empresarial, fomentar la competencia y promover el comercio internacional. También estima necesaria ampliar la inversión pública y hacerla más eficaz. Para mantener una fuerza de trabajo dinámica y potenciar la productividad es necesario abordar la informalidad y flexibilizar los mercados laborales formales para que, entre otras cosas, puedan adaptarse a las nuevas tecnologías.

El documento sostiene que el crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo también puede ayudar a aumentar la fuerza laboral y contrarrestar los cambios demográficos.

Asimismo, considera que las políticas para hacer frente al cambio climático y adoptar la transición energética son cada vez más importantes, aunque para aprovechar los beneficios de esta transformación es necesario fortalecer los marcos de inversión a modo de atraer capital y, al mismo tiempo, aumentar los ingresos provenientes de los recursos naturales para atender las necesidades de inversión social y pública.

Fuente: Ámbito

Seguí leyendo

Lo destacado