Hay un texto que Mariana compartió hace un tiempo en las redes que dice que desde chica se anunciaba como una tormenta: azotaba puertas, dejaba placares temblando, hacía sonar hasta las cosas sin ruido. Yo la vi por primera vez en una lectura en la Editorial Entre Ríos, era una fecha de marzo propuesta para que leamos mujeres, todas invitadas por Ferny Kosiak. En la puerta mi pareja la abrazó,ela trabajaba en Análisis y era una jefa jovencísima de cultura, no alcancé a escuchar qué hablaron, ella lloró y fue frágil, supe después que su papá estaba internado. Mariana la que se encuentra tormenta, fue en mi primera impresión una luz fina que se quiebra y refracta otras luces. Después nos cruzamos en otros ciclos, el mundo literario es breve, una burbujita entre otras que suben por el vaso de los días y explotan para armarse nuevas. Mariana lee con el cuerpo, me dice hay algo muy físico cuando me encuentro con el poema, cuando me encuentro con mi tiempo de escritura, y entonces ahí nomás la interrumpe Nina, su hija, y le responde suave “ahora no puedo, Nina”. Yo estoy amamantando a Dalmiro del otro lado de la pantalla, postergamos una reunión porque Francisquita se enfermó, después íbamos a buscar huecos en la semana pero ese día después de terminar un taller le mandé que estaba conectada y que pensaba en ella para reunirnos. A los minutos nos saludamos, nos vemos seguido por instagram o por Ferny que organiza cosas, pero ella también hace unos años está del otro lado del mostrador. Trabajó en la Casa de la Cultura, ahora en Cultura municipal, mete y mete en favor de la literatura y se nota su mano en la agenda porque hay poesía y hay poetas.
Mariana escribe desde que se recuerda tomando lápices y lapiceras, una niña que escribe para entender el mundo y para entenderse, lo hace en sus primeros diarios íntimos que fueron regalo de sus compañeros, se acuerda de dos que recibió a los nueve años, de adolescente seguirá en cuadernillos y en la facultad de comunicación escribirá hasta sentirse trabajadora de la palabra. Ahora escribe para otros, otras, otres; siente que a veces no le queda resto, que se le agota la herramienta como si le lijaran los dientes. Pero abre la luz última de cada domingo y se sienta sola a abrirle las ancas al poema, al cuento, a la palabra que se anuncia y se macera en los días previos.
“Me pasa de quedar sulfurada, de algo rojo que me come la piel” Mariana se rasca el escote como mostrando el lugar del incendio. Le creo, escribe con el cuerpo. Un poema suyo de Un rayo en el mundo, el primer libro que publica luego de ganar el Premio Juan L. Ortiz, invitada por Ana Editorial que evoca esta condición de conjuradora y a su vez esta necesidad de fuga de sí misma, de ataduras que la ligan a un tiempo ajeno.
*
En construcción
I
Escribir
y no detener la palabra:
hacerla permanecer
insistir en llamar
a gritos un territorio
un espacio de fundiciones,
darle lo que se le da al mundo
que no es sino nombre
sangre
descendencia.
II
Escribir
como si el puño fuera asido
por otra mano
escribir por dislocación
por extrañamiento.
No estar del todo
en ningún sitio
puede ser
también
salvarse.
*
Mariana sigue escribiendo para entender el mundo y para entenderse, en sus rulos permanece la inquietud de la niña, pero ahora se pregunta sobre el rol de la mujer y de la madre, de la laburadora y de la poeta, de la amiga y la amante de su pareja también poeta. Mariana escribe pero va leyendo el mundo mientras lo traduce en palabras. “Escribir es muy íntimo, es una interrupción del exterior.” Por eso es difícil hacerle espacio a la escritura, por la demanda de los otros perfiles que la construyen. Mariana invoca a su padre y se conmueve, queda lacia unos minutos mientras le pregunto si su libro fue una ofrenda para él, me dice que sí, que todavía le cuesta no pensar en el dolor, en la permanencia de la muerte, pero también es capaz de pensar en las flores del aromito en un frasco, en hacerlas una antorcha donde está el brillo de ese amor. Su padre no supo que Mariana se convirtió en una de las poetas contemporáneas de nuestra provincia más trascendentes, ha sido invitada para publicar en medios nacionales, ahora ganó la convocatoria de una editorial rosarina, pronto “Volúmenes reunidos bajo la luz” estará entre nosotrxs. Este libro tiene todas las casas que la poeta habitó o que llegó a conocer por la palabra que habilita de otrxs para entrar a esos espacios que le atraen. Escribió pensando en un buen libro, trabajado con dedicación, un cincel acá y otro allá, la artesana que endereza sus propios versos, la que como tormenta tumba versos como si se tratara de restos de taperas. Mariana escucha que en el hombro le respira el hambre de Nina, que ya es tarde y mañana tiene escuela, le quedan cosas para hacer a la madre, le quedan ganas de hablar a la poeta, yo limpio a mi bebé con el babero, le hago levantar el puño y nos tiramos un beso.