sábado 30 de septiembre de 2023
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Una mirada desde la alcantarilla

Anotaciones en el parque

Cada minuto el último minuto

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Cada minuto el último minuto, dice un verso de Denise Levertov, en otro poema habla del hormigón de cemento, en otro de un olmo. En el parque las copas de los árboles están debajo de nuestros pies y por encima de las estampas del cuerpo. La luz del sol replica el movimiento de las hojas, el juego interminable del aire, de la oscuridad y de los rayos que atraviesan todo.

*

En un murmullo interminable, se mezclan las voces de los niños, los pedidos de ayuda, el jolgorio ante el vértigo del esqueleto bajando con la gravedad en los huesos por un tobogán, de la carne despegada del peso en la altura máxima desde la hamaca. Me gusta el sonido ilegible y a su vez, la voz inconfundible de mi hija y su grito.

*

Todas las sombras nos persiguen, todas las luces son nuestras, las voces son una continuidad de algo que empezó a decirse antes que lleguemos.

*

Es el fuego en las hojas y en el pasto

tan verde que parece

cada verano el último verano.

Sopla el viento, las hojas

se estremecen al sol,

todos los días el último día.

Hay una salamandra

roja, muy fría

y fácil de atrapar,

que mueve, como en sueños,

sus delicadas patas y su larga cola.

Dejo la mano abierta para que pueda irse.

Cada minuto el último minuto.

Poema Vivir de Denise Levertov

*

Hay un lenguaje entre las manos, la forma nerviosa en la que la mujer sostiene el puño del niño, las arrugas entre los dedos, las pulsaciones de apuro sobre el jean que marca un hombre. Las manos de los niños no tienen vergüenza. Muestran sin vueltas los nervios, los espasmos, la captura de todo el cielo, la caricia impresa sobre la arena, la huella en las cosas que se borran.

*

No hay nada que me gusta más que tirarme en el pasto boca arriba y acordarme de dónde vengo, dice otro poema.

*

Me gusta ver el camino de los insectos, la enredadera de hormigas sobre los troncos, los tallos cortados como leñas.

*

Vengo del pasto, sigue el poema.

*

En la rodilla se siente el peso del cuerpo, cuántos platos comí de más, cuántas clases de ejercicios a las que no fui, cuántas veces aterrizamos como rezando sobre la tierra. La sangre se agita para volver a circular, burbujas en el borde de un sifón de soda, pienso. La mesa de la casa, el mantel de hule, el pegote sobre el codo queriendo desprenderse, el sonido de los cubiertos. Desde la ventana de casa podían verse los fresnos. Cuando faltaba oxígeno, masticaba desde adentro el verde de sus hojas.

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Los parques tienen pensamientos abiertos como orejas, costados de la cabeza imitando branquias, bocas con la expresión de estar apoyadas sobre las almohadas, velocidad de jilguero, colores en las uñas, estampas en los pechos, remeras con manchas.

*

Instagram: @belenzavallo

Facebook: Belén Zavallo

Twitter: @MBelenzavallo

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