
El propulsor de un Falcon 9 de la empresa de Elon Musk perdió el control de su órbita en 2015 y la NASA especula sobre su impacto en la Luna.
La misión DSCOVR de la empresa de Elon Musk se realizó en 2015, y luego de que el propulsor de la nave cumpliera su tarea, no tenía el combustible suficiente para volver a la atmósfera de la tierra ni para escapar del sistema de gravedad entre la Tierra y la Luna. Según los análisis, desde entonces su órbita fue caótica.
El desarrollador del software de Project Pluto, que se utiliza para rastrear objetos cercanos a nuestro planeta, Bill Gray, dijo que la trayectoria del propulsor apunta directamente hacia la Luna, con fecha a inicios de marzo.
Se trata de restos de unas cuatro toneladas, en forma cilíndrica de 16 metros de largo, que, según Gray, se estrellarían en la cara oculta de la Luna el 4 de marzo, cerca del ecuador del satélite. Sus cálculos indican que se estrellará a una velocidad de 2,58 kilómetros por segundo (9.200 kilómetros por hora).
Sin embargo, Gray también pidió a sus colegas que realicen observaciones adicionales del evento para disipar algunas incertidumbres. De hecho, se sabe que la luz solar afecta ligeramente la órbita del objeto, lo que hace que sus movimientos sean algo impredecibles.
Ésta sería la primera vez que equipos espaciales impactan de manera involuntaria contra la Luna, aunque hubo impactos planificados en el pasado con el fin de estudiar los cráteres, material del subsuelo y la presencia de hielo en los polos.
Para investigar los resultados del impacto, ya hay satélites que orbitan la Luna que se están alistando y recogerán observaciones.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha rastreado más de 27.000 piezas de desechos orbitales, según informó la NASA. Las órbitas cercanas a la Tierra albergan muchos más desechos que son demasiado pequeños para ser rastreados, pero lo suficientemente grandes como para amenazar los vuelos espaciales humanos y las misiones robóticas.
Desde hace mucho tiempo, la NASA tiene una serie de medidas para evitar los desechos, en que las maniobras son pequeñas y utilizan los propulsores rusos de la estación espacial internacional o los sistemas de propulsión de una de las naves acopladas, que transportan pasajeros desde la tierra.