jueves 28 de marzo de 2024
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Tres años de prisión en suspenso para un médico por mala praxis fatal en Rosario

Se trata del traumatólogo Sebastián Solano Seelin, quien atendiera al joven Maximiliano Iñiguez en la clínica Los Alerces, en 2014. El joven falleció tras contraer una infección generalizada

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“Se probó que fue el responsable de la muerte de mi hijo porque no hizo lo que tenía que hacer”. Con la voz apagada y en calma, así sintetizó María Alejandra Giménez la actuación del traumatólogo que en 2014 atendió a su hijo Maximiliano Iñiguez, fallecido por una infección generalizada, y ayer fue condenado por unanimidad a tres años de prisión condicional y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina al ser hallado culpable de homicidio culposo por mala praxis médica. El Tribunal avaló la acusación a través de la que se pudo probar que el profesional tardó en amputarle una pierna al paciente cuando ya cursaba una infección generalizada, lo cual le restó chances de vida.

Los cuatro hermanos de Maximiliano, su madre María Alejandra y algunos familiares y amigos llegaron ayer al Centro de Justicia Penal (CJP) para escuchar la sentencia de un proceso judicial y personal que ahora cierra un ciclo de lucha, angustia y dolor, y que comenzó el 16 de abril de 2014 cuando Maximiliano Iñiguez murió imprevistamente en el sanatorio Los Alerces, donde fue derivado el 10 de febrero tras sufrir una lesión que se podía considerar grave, pero que no comprometía su vida.

Por unanimidad

El médico traumatólogo que atendió a Iñiguez desde el 11 de febrero de 2014, Sebastián S.S., de 49 años, fue condenado a tres años de prisión condicional y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina por su actuación negligente y mala praxis, conducta que encuadró en el delito de homicidio culposo.

En un breve trámite, el juez Rafael Coria leyó la parte resolutiva de una decisión unánime que compartió con los jueces Florentino Malaponte y José Luis Suárez, los otros integrantes del Tribunal que vieron culpable al galeno enjuiciado durante toda la semana pasada.

El fiscal Walter Jurado, de la Unidad de Homicidios Culposos del Ministerio Público de la Acusación (MPA), con el acompañamiento de los abogados querellantes Eduardo Hadad y Abi Zoppi, sustanció una investigación que derivó en la imputación y acusación contra el médico traumatólogo a cargo de la atención de Iñiguez.

Intervención tardía

Fundamentalmente, le achacó que no cumplió diligentemente su trabajo cuando debió amputarle la pierna izquierda al paciente 24 horas antes de la fecha en la que finalmente procedió a esa intervención. Es que los exámenes clínicos y de laboratorio probaron que Maximiliano había sufrido una infección generalizada.

Cuando el médico lo revisó por primera vez el 11 de febrero se determinó que el paciente tenía secreción e indicios de infección. Al otro día ya no movilizaba los dedos del pie, seguía con dolor, sumó fiebre y taquicardia. El jueves 13 le colocaron los tutores, y la pierna ya se había oscurecido completamente, según los testimonios de la familia.

“En ese momento no solamente la pierna se encontraba afectada por la infección provocada por un germen, sino que la vida de Maxi corría riesgo. Al término de la cirugía, el médico le informó a la familia que todo había salido bien. Sin embargo, lo trasladaron a terapia intensiva por una complicación respiratoria.

Según la teoría de la Fiscalía, se constató que la pierna ya estaba comprometida. El viernes 14 de febrero se decidió realizarle una fasciotomía ampliatoria a la madrugada. Ese procedimiento, según la acusación, se determina cuando hay una patología específica: el síndrome compartimental, muy peligroso para el paciente de no ser tratado de forma inmediata.

En esa cirugía, Maximiliano sufrió un paro cardiorrespiratorio que fue revertido, pero con compromiso de riñones, pulmones e hígado. En ese momento, el médico informó que debía amputarle la pierna, lo que procedió a hacer ese mismo día. Luego quedó en coma.

El 21 de febrero, el día del cumpleaños de Maximiliano, sufrió una trombosis en el brazo izquierdo, lo operaron, y luego le realizaron una traqueotomía. En los estudios le encontraron gérmenes en orina y sangre. La sensación de los familiares era que “no hubo un seguimiento” del paciente.

Sepsis generalizada y muerte

El 16 de abril, a las 11.45, Maximiliano falleció a causa de una sepsis generalizada con falla multiorgánica. Según la Fiscalía, se logró probar el resultado dañoso, que el fallecimiento de Iñiguez no fue “un proceso natural, sino la consecuencia directa de la relación del deber de cuidado, manifestado por la conducta negligente del traumatólogo Sebastian S.S.”.

La acusación se centró en demostrar, con pericias, informes científicos y de juntas médicas de expertos, que “Sebastián S.S. actuó de manera negligente, imprudente, al violar las normas, y al no cumplir con esos patrones de cuidado incrementó los riesgos, más allá de los permitido por la norma”.

Y se cuestionó que la amputación del la pierna, “fue un acto tardío y extemporáneo”, que debió realizarlo con anterioridad, mínimo 24 horas antes. En el juicio, la querella solicitó la pena de cinco años de prisión efectiva y diez de inhabilitación para el médico, mientras que la condena dictada por el Tribunal fue la misma solicitada por la Fiscalía.

“Nada por festejar, nadie nos devuelve a Maxi”

María Alejandra Giménez, la mamá de Maximiliano Iñiguez, escuchó atenta en el estrado junto a sus abogados cuando el juez Rafael Coria leyó la parte resolutiva de la sentencia condenatoria contra el médico que atendió a su hijo en 2014, largó un llanto contenido durante más de siete años, de desahogó y se fundió en un abrazo prolongado con los abogados que la acompañaron en el proceso judicial, y con su otro hijo, Elías.

Al término de la audiencia le dijo a La Capital que estaba conforme, pero que esperaba una condena más alta. “Vinimos a cumplir con una promesa: hacer justicia por Maxi, que se sepa la verdad, y que nunca más haya otro Maximiliano. No tenemos nada que festejar porque a Maxi no me lo van a devolver. Con los abogados, los fiscales, los peritos se probó que el fue el responsable de la muerte de mi hijo porque no hizo lo que tenía que hacer. Nadie muere por esto y menos en 2014 acá en Argentina. Los jugadores de fútbol sufren estas lesiones habitualmente y al poco tiempo está rehabilitados.

Ahora vamos a volver al cementerio, pero tenemos que volver a empezar. El dolor nunca se va. Por suerte este caso no quedó impune, gracias al fiscal y al abogado honesto que tuvimos”.

"Estamos satisfechos por parte de la querella por el veredicto, pero al mismo tiempo nos sentimos tristes, porque nada repara la vida de un joven de 21 años. El médico interviniente jamás pidió disculpas. Aún sigue insistiendo que lo que hizo lo hizo bien, y eso es lo que más lastima, no como abogado, sino como ser humano. Porque no se quiso hacer responsable de sus actos”, indicó el letrado Eduardo Hadad, quien junto su colega Abi Zoppi actuó como querellante en representación de la familia de Iñiguez.

En relación a las pruebas que valoró el Tribunal, Hadad manifestó que “fundamentalmente fueron las pericias oficiales, objetivas y legítimas del Instituto Médico Legal (IML), y la adhesión de los informes de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), donde se plasmó que el joven no fue intervenido quirúrgicamente como correspondía, en tiempo y forma. Y el cuadro que presentaba era de gravedad, un síndrome compartimental infectado, provocó que la amputación haya sido demasiado tardía, 22 horas después”.

En tanto, Zoppi recalcó que los testigos (médicos, peritos) fueron “totalmente objetivos y que hicieron bien su trabajo. El punto trascendental del juicio fue que realizó tarde la amputación y por eso se produjo una sepsis generalizada que llevó a la muerte a Maximiliano. Eso quedó demostrado, por eso el Tribunal falló por unanimidad”.

Se probaron los hechos

Por su parte, el fiscal Walter Jurado resaltó que “se pudo probar la teoría oficial del caso. Estamos conformes, es el primer juicio de mala praxis médica, y son muy diferentes a otros, con cuestiones técnicas, científicas, donde la mayoría de los testigos eran médicos, expertos”.

Insistió en que se pudo llevar bien la hipótesis a través de los testigos, “para volcar la información real de cómo sucedieron los hechos y dónde estuvo la negligencia del médico. Los forenses destacaron que los médicos deben ser expeditos, y en este caso el traumatólogo no lo fue. Los tiempos son fundamentales en medicina. La cuestión estuvo dada en las 24 horas antes que debió amputarle la pierna, por lo menos para darle chances de vida”.

Elementos para absolver

Luego de escuchar el veredicto, la defensa de Sebastián S.S. apenas se limito a expresar su desacuerdo con el fallo condenatorio. “No estamos de acuerdo porque entendemos que había elementos para la absolución. Pero vamos a esperar los fundamentos de la resolución para evaluar los argumentos de una posible apelación”, indicó a este diario el abogado defensor Germán Pugnaloni.

Fuentes: La Capital -Rueda de Prensa

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