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SUSCRIBITELa infección por Clostridium difficile (desde 2016, Clostridioides difficile), es muy común, particularmente en entornos hospitalarios, en pacientes que recibieron antimicrobianos, es la primera causa de infección intranosocomial, y el principal agente etiológico que hay que considerar si un paciente hospitalizado tiene diarrea.
Esta bacteria genera una enfermedad intestinal mediada por una toxina, con síntomas que van desde la infección sin síntomas, pasando por la diarrea leve, hasta la colitis severa pseudomembranosa y el megacolon tóxico.
Genera con frecuencia brotes intranosocomiales. La identificación rápida y temprana de la infección por Clostridioides difficile es fundamental, para instaurar medidas de control de su diseminación, y el tratamiento adecuado. Hay distintas combinaciones de test para hacer diagnóstico:
En promedio, el atraso entre el inicio de síntomas, y el inicio del tratamiento, suele ser de 2.8 a 7.7 días. Esto resulta en la diseminación del patógeno en el medio, y en peores resultados clínicos en los pacientes. Se ha propuesto el hacer screening a todos los pacientes hospitalizados, a intervalos regulares, para prevenir los retrasos en el diagnóstico: esto parece muy costoso, e impracticable.
En la década del 70, se identificó al Clostridium difficile como la causa de la colitis pseudomembranosa.
Siempre se dijo que la diarrea de estos pacientes tiene un «olor característico», que algunos describen como a «establo» o «heces de caballos» (bosta), debido a la producción por parte del germen de una molécula, el p-cresol.
La sensibilidad y especificidad de la detección por olor mediante un grupo de enfermeros fue del 55-82% y 72-83%, respectivamente. Los perros tienen por lejos un sentido del olfato superior, que excede al olfato de los humanos, en al menos 100 veces.
Un grupo de investigadores se propuso determinar si se puede aprovechar el olfato de los perros para detectar el Clostridioides difficile en las muestras de materia fecal de los pacientes hospitalizados. Llevaron adelante un diseño de casos y controles, en 2 grandes hospitales-escuela de Amsterdam, Holanda.
El perro fue un Beagle de 2 años, entrenado para detectar el olor del Clostridioides difficile en la materia fecal de pacientes hospitalizados.
Su nombre, Cliff, alias «Sniffy» Cliff. Si se podía, además, tenía que identificar al paciente en cuestión. Las cepas usadas para el entrenamiento eran cepas toxigénicas. Se lo entrenó durante 2 meses.
La población de estudio, 300 pacientes: 30 con infección por Clostridioides difficile (casos, con diarrea, con toxina y antígeno +, y cultivo + para una cepa productora de toxina), y 270 sin infección por dicho germen (controles).
El perro fue guiado por sus entrenadores por las camas, en rondas de evaluación de 10 pacientes: 9 sin, y 1 con infección por Clostridioides difficile, en la misma guardia. Los controles no tenían diarrea, o si la tenían, no era por Clostridioides.
Cliff estaba entrenado para sentarse cada vez que detectaba Clostridioides difficile. El análisis lo hacía en menos de 10 minutos.
El principal resultado medido fue la sensibilidad y especificidad para detectar el Clostridioides difficile en las muestras de materia fecal de los pacientes.
La sensibilidad y especificidad del perro para detectar Clostridioides difficile en las muestras de materia fecal fue del 100%.
Durante las rondas de detección, el perro identificó correctamente 25 de los 30 casos (pacientes con infección por Clostridioides difficile, sensibilidad 83%), y 265 de los 270 controles (especificidad 98%).
Este fue el primer reporte de un perro usado para el diagnóstico de la infección por Clostridioides difficile.
Un perro entrenado fue capaz de detectar el Clostridioides difficile con una alta especificidad y sensibilidad, tanto en las muestras de materia fecal, cómo en los pacientes con Clostridioides difficile.
Un grupo de investigadores de Holanda llevó adelante un estudio para probar la precisión diagnóstica de un perro entrenado para detectar infecciones por Clostridioides difficile en pacientes internados.
Se entrenó a un Beagle, de nombre Cliff, para detectar cepas toxigénicas de Clostridioides difficile en muestras de materia fecal, y si podía, al paciente en cuestión (30 casos + 270 controles).
La sensibilidad y especificidad de Cliff para detectar el Clostridioides difficile en las muestras de materia fecal fue del 100%, y para detectar al paciente en cuestión, la sensibilidad fue del 83%, mientras que la especificidad fue del 98%.
Un perro entrenado logró, con alta precisión diagnóstica, detectar infecciones por Clostridioides difficile, en pacientes hospitalizados.
(1). https://www.bmj.com/content/345/bmj.e7396
(3). https://www.gov.uk/government/collections/clostridium-difficile-guidance-data-and-analysis
Para seguir en Instagram al autor: @ramiroherediaok