El psicólogo Sebastián Sigal analizó cómo puede influir el miedo en las acciones cotidianas. En diálogo con Canal Nueve Litoral, planteó: " Cuando se vive con tanta incertidumbre, que todo cambia tan rápido de un día para otro, que a veces no sabemos qué va a pasar mañana o a la tarde, los miedos se incrementan, se hacen más difícil de manejar".
En ese sentido, reconoció cómo impacta esta situación en la actualidad. "La gente tiene mucho miedo a lo que va a pasar, sea la inseguridad, la parte económica. Mucha gente se ha logrado adaptar a esta manera de vivir incierta, pero hay gente que no", sostuvo.
En relación a este proceso de adaptación dispar, distinguió: "Hay gente que lo toma como parte dela vida, natural, pero hay un grupo que no se logra adaptar, entonces ahí aparece el miedo y síntomas de diferente tipo, incrementan los problemas de salud mental".
Sigal explicó a Canal Nueve Litoral que "el miedo es una respuesta natural que tenemos las personas ante situaciones amenazantes. A partir de ahí cada persona tiene un tipo de reacción: hay quienes salen corriendo, no literalmente, pero sí fugarse, y hay otros que no saben cómo resolverlo y aparecen síntomas, sean psicológicos o en el cuerpo".
Cuando los miedos te paralizan: nota con el psicólogo Sebastián Sigal
Asumí tu miedo: si no aceptamos que hay algo que nos aterra, no seremos capaces de gestionarlo. Por lo tanto, el primer paso es reconocer nuestro miedo y entender de dónde viene.
Afrontá los problemas por vos mismo: si siempre dependés de alguien de tu entorno para enfrentarte a ese miedo, no podrás gestionarlo por vos mismo porque siempre esperarás la ayuda de alguien más.
Ponete en lo peor: nuestra mente a veces puede ser nuestra peor enemiga. Ante una amenaza, ella puede maximizarla y hacernos creer que es mucho más peligrosa de lo que realmente es. Por lo tanto, en este punto lo que debes hacer es ponerte en lo peor y pensar en situaciones catastróficas que pueden ocurrir… y cuando veas que nada de eso sucede, te darás cuenta de que el problema quizá no es tan grande.
Asumí que no tenés todo bajo control: para las personas más controladoras, acceder a este punto puede ser complicado. Sin embargo, hay que aceptar que no tenemos el control de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Por ejemplo, imagina que tienes miedo a las cucarachas y ya pones medios para que en tu casa no haya ni una, pero sales a la calle y te encuentras una en el portal. Es algo que puede suceder porque hay cosas que escapan de tu control, más aún cuando están fuera de tu ámbito.
Llega el momento de enfrentarte al miedo: toca frenar la mente y la mala jugada que nos puede hacer pasar, y enfrentarnos a aquello que nos aterra. Intentá relativizarlo y verás que no es tan grande como tu mente te hace ver.