jueves 28 de marzo de 2024
Ahora

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Ahora. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
Martín Blettler

La ciencia que predice catástrofes

MARTÍN BLETTLER #Opinión

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Ahora. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE

*Por Dr. Martín Blettler, investigador del CONICET

“Toda película de catástrofe comienza con un gobierno ignorando las advertencias de un científico" (Gerald Kutney). En la taquillera película “El día después de mañana” (2004) Jack Hall (personificado por Dennis Quaid), un paleoclimatólogo estadounidense, y sus colegas advierten sobre el inminente calentamiento global en una conferencia de la ONU en Nueva Delhi, pero el vicepresidente estadounidense simplemente desestima sus preocupaciones. Sin embargo, la anunciada catástrofe ocurre tal como fue predicha, y el espectador aterrado asiste a su desarrollo. En la película noruega “La ola” (2015) un prominente geólogo (Kristoffer Joner) advierte de un inminente tsunami que devastará todo a su camino, siendo completamente ignorado por el gobierno. No obstante, es exactamente eso lo que ocurre pocos días después.

Lamentablemente, esta repetitiva trama de ficción es aún más recurrente en la realidad. Muchas enfermedades emergentes, particularmente aquellas zoonosis infecciosas que pasan de animales a personas como el Covid-19, son claros ejemplos. La infectología es la rama de la ciencia encargada de estudiar estos fenómenos. La comunidad científica concuerda con que este tipo de enfermedades emergentes son consecuencia directa de una degradación ambiental creciente. Muchos investigadores han advertido sobre su inevitable aparición y desarrollo, en caso no se tomen medidas para evitar o al menos mitigar daños ambientales. Sin embargo, los diferentes gobiernos han ignorado sistemáticamente dichas advertencias y predicciones.

En 1990 el ya reconocido científico norteamericano Stephen Morse acuñaba la expresión “virus emergentes”, plasmada en su artículo científico publicado en el prestigioso The Journal of Infectious Diseases. En dicho estudio, el autor identifica las condiciones que conducirían a la inminente aparición de nuevos virus patógenos potencialmente devastadores: cambio climático, pérdida de hábitats y biodiversidad, guerras, una economía globalizada y la masividad de los viajes aéreos internacionales. Como era de esperarse, dicho artículo tuvo alta repercusión entre la comunidad científica, pero nula entre los gobiernos de los distintos países (particularmente de aquellos que justamente promueven algunos de esos factores). Desde entonces numerosos científicos de todo el mundo, basados en rigurosos estudios, han anunciado el desastre. Y no sólo los científicos. Renombrados periodistas especializados han publicado nutridos libros sobre esta temática, algunos de ellos incluso fueron bestsellers (por ejemplo, The Hot Zone de Richard Preston). Dichos libros no fueron novelas de ciencia-ficción, no fueron hollywoodenses adaptaciones literarias, ni se basaron en conjeturas sin fundamentos. Por el contrario, fueron extractos y síntesis de estudios científicos con claras advertencias de virólogos, médicos, genetistas y biólogos moleculares.

Sin embargo, nada cambió y pasó lo que se predijo que iba a pasar: apareció el SARS en 2003 (fundamentalmente en Asia), el MERS en 2012 (Medio Oriente), el Ébola en 2014 (principalmente África subsahariana), hasta el mismísimo Covid-19 en 2019 (todo el mundo).

Por supuesto, la ciencia es tema serio y reconoce sus propias limitaciones: no logró predecir exactamente dónde o cuando ocurrirían los brotes de esos virus emergentes (fantasías proféticas: buscarlas en Nostradamus y otros). Y esa limitante ha servido y sirve de excusa a los gobiernos y dirigentes para no hacer mucho al respecto.

En este momento, cuando cada semana que pasa resulta irreconocible de la anterior, hay algo extraño y diferente, como el presagio de un déjà vu. Aún imaginando un escenario futuro donde el Covid-19 sea controlado (a través de una vacuna o un tratamiento efectivo), una pregunta permanece vigente e ineludible: ¿Dónde y en qué contexto emergerá el próximo virus, la próxima catástrofe?

Dejá tu comentario

Te Puede Interesar