En esos momentos, en soledad, ante el silencio de la noche y en el umbral del sueño, es dable abrazar a la almohada y dedicarle nuestro mejor esfuerzo al tema en cuestión y alcanzar, finalmente, una decisión.
Sin duda que la almohada puede ser un gran aporte para el debate y afrontar la decisión de casarse, encarar ese indefinido viaje, asumir el riesgo y aceptar la invitación para una inversión trascendental o inclinarse por tal o cual carrera universitaria, definiendo el futuro de nuestra vida.
¡Gracias almohada por los servicios prestados!
Ahora bien. Como kinesióloga y fisiatra muchas veces me preguntan si deben buscar el origen de su dolor de cuello o espalda en el uso de una almohada inadecuada; atendiendo a que cuando nos entregamos a los brazos del dios Morfeo ésta soportará todo el peso del cuerpo durante la noche.
En ese punto, yo suelo responder que es posible que ese dolor de cuello o espalda tenga algo que ver con la almohada que se encuentra junto al respaldar de la cama. Y es que no debemos olvidar que los humanos transcurrimos cerca de ocho horas diarias descansando; y según como se duerma, la almohada puede convertirse en un camino de rosas hacia la profundidad del sueño o en la llave de la puerta del infierno.
Entonces, la almohada inadecuada puede tener responsabilidad en ese dolor, pero probablemente no sea la única, y en el consultorio debemos tener una mirada integral a la hora del diagnóstico.
Quizá sea el momento de poner en su justo lugar a la almohada, y del mismo modo que se convierte en nuestra mejor confidente y consejera para las grandes decisiones, debemos elegir una para que se convierta en la mejor compañía para ingresar tranquilos en los insondables laberintos del descanso.
Desde el Centro de Kinesiología y Estética Armándola (CKEA) queremos brindarle un mensaje profesional de tranquilidad ya que si te sientes identificado o identificada con esto no debes preocuparte ya que es más habitual de lo deseado.
Muchos pacientes llegan a la consulta con dolores muy vívidos y debemos intervenir profesionalmente para erradicarlos. Por eso es muy importante trabajar sobre la prevención. En principio, debemos asumir que es un tema importante. No nos ayudará subestimarlo.
Si tomamos la decisión de comprar un buen sillón para ver televisión o invertir en un cómodo par de zapatillas con buena amortiguación del golpe al correr o caminar; cuánta más atención deberemos poner en la acción de adquirir una almohada. Y no sólo porque pasaremos con ella un tercio de nuestra vida, sino porque un mal descanso impactará negativamente sobre el resto de las actividades diarias.
Buena amiga
El objetivo de toda almohada es mantener recta la columna vertebral rellenando la curvatura del cuello y así, relajar la musculatura. En primer lugar, debe mantener la columna en una alineación natural, como cuando estamos de pie.
Su volumen es importante, porque si la altura de la almohada es demasiado alta -cuando se duerme de lado o boca abajo- se aumentará la tensión muscular en la zona posterior del cuello y hombros. Asimismo, esta imperfección puede obstruir la respiración, provocando el nunca bien ponderado y molesto ronquido.
Por el contrario, si la almohada es muy baja también podrán aparecer tensiones musculares en el cuello. Basado en las mediciones de nuestro cuerpo, la almohada debe mantener una altura de 10 a 15 cm, de manera de cumplir el rol de soporte adecuado para la cabeza y el cuello
Ante todo, con tu almohada debes sentirte cómodo. Podrás seguir consejos de profesionales y amigos y, probablemente, encuentres la almohada que mejor se adapte a ti. Pero si tú no te encuentras cómodo con ella, no será tu almohada ideal.
Existen personas que se sentirán mejor con un tejido que brinde más calor como la franela o que sea más fresca como el algodón…
También, tu almohada ideal, deberá cumplir con el requisito innegociable de ajustarse a las variadas posiciones que puedes adoptar a la hora del sueño; manteniendo la sagrada tarea de continuar aliviando los puntos de presión.
Dime cómo duermes …
La relación con tu almohada es una experiencia cotidiana intransferible. Nos gustaría brindarte algunos tips que, humildemente consideramos clave a la hora de enfrentarte con el vendedor de lo que será la almohada de tu vida.
Lo primero que debes tener en cuenta es la postura con la que sueles dormir.
• Boca arriba: la almohada deberá ser de grosor y firmeza intermedios, que permitan la curva natural del cuello. Esto quiere decir, que si alguien nos mirara desde un lateral de la cama, nuestra cabeza debería seguir la horizontal con el colchón. Si la almohada fuera demasiado alta o demasiado baja nos levantaremos con dolor y rigidez de cuello.
• De lado: la almohada debe permitir que la cabeza quede alineada con el resto de la espalda. Si nos miraran desde un lateral, las dos orejas deben estar a la misma distancia de los hombros. Para esto, la almohada deberá ser gruesa y firme para que la cabeza no quede inclinada.
• Boca abajo: no es una postura recomendable, y si puedes evitarla sería mejor para tu espalda. Sin embargo, si es el único modo en el que consigues conciliar el sueño, una almohada blanda y estrecha será la más adecuada para permitir que la cabeza se gire de un modo natural.
• Todas las posturas: si eres de los que se mueven mucho, lo adecuado será una almohada de firmeza media para poder adaptarla a las distintas posiciones que adoptes.
Hablemos del material
Las almohadas de fibras sintéticas o plumas son flexibles, por lo que serán recomendables en aquellas personas que duermen boca abajo. Para las personas que se mueven mucho a la hora de dormir, son recomendables las almohadas de látex y viscoelásticas, ya que cuentan con un sistema de memoria, y se adaptan a la persona que las utiliza.
Hay otro punto que puede parecerte intrascendente, pero es algo vital y un error puede traer consecuencias no deseadas y dejar secuelas: la forma de tu almohada.
Existen tres tipos de almohadas:
• Tradicional: es la almohada común, alargada y estrecha. Es recomendable para cualquier postura.
• Mariposa: estrecha en la zona central y se ensancha en los bordes. Está indicada para personas con dolencias de la zona cervical y dorsal.
• Cervical: indicada también para personas con dolencias de la zona cervical y dorsal, tiene dos zonas convexas y una zona cóncava, para adaptarse al cuello y cabeza.
Puede parecer una exageración o un dislate, pero quizá sea bueno pensar que, a la hora de adquirir una almohada se está ante la decisión de elegir una mascota ya que se estará mucho tiempo junto a ella estableciendo una relación duradera y muy cercana.
Tampoco es cuestión de andar cambiando de almohada una vez por semana. De allí que nos parece importante ofrecerte algunos consejos y cuidados para la almohada:
a) Es recomendable elegir una funda de almohada transpirable.
b) Si se padece de alergia debe buscarse una funda que se lave frecuentemente.
c) Con el tiempo, las almohadas pueden perder firmeza por lo que se recomienda cambiar de almohada cada cinco años aproximadamente.
d) Si duermes en pareja, se recomienda que cada uno tenga su propia almohada.
Ahora que ya conoces un poco más acerca de los problemas que puede traer no haber elegido una buena almohada, quizá estés a tiempo de cambiar el rumbo del dolor. Para finalizar, dos cosas queremos sumar a esta saga de necesarios consejos: si crees que esa almohada con la que convives desde hace tiempo es una gran amiga, quizá no lo sea tanto y un simple movimiento puede volver a ponerte otra vez en juego y retomar el control de una calidad de vida óptima; y, por lo demás, siempre podrás contar con la disposición y el respaldo científico y profesional del equipo de CKEA, que pondrá lo mejor de sí para que tu vida se parezca a tus buenos sueños.
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