lunes 25 de marzo de 2024
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María José Armándola

El niño que llevamos dentro protege nuestra belleza interior

MARÍA JOSÉ ARMÁNDOLA #Salud #Estética

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*Por María José Armándola – Lic. en kinesiología y fisiatría – (Mat. 939).

… Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el Principito, a fin de acordarse.

–El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.

-El tiempo que perdí por mi rosa… -dijo el principito, a fin de acordarse.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…

–Soy responsable de mi rosa… -repitió el Principito, a fin de acordarse.

El Principito – Antoine Saint Exupéry

Suele sucederme, cada año y para esta fecha, que al despertarme el día domingo me abordan un sinnúmero de recuerdos y sentimientos que me transportan un par de décadas en el tiempo.

Es que el Día del Niño no pasa desapercibido para aquellos que lo vivíamos con tanta fruición y construimos mundos especiales en aquellos años de genuina inocencia. Ese tiempo de arrebatos, pasiones y sueños ha dejado profundas huellas y han sido constitutivas de nuestra madurez.

Hasta hoy llegan los valores y principios que adquirimos de niños, y este domingo volveré a emocionarme por mí y por todos los niños –incluido el mío- que serán felices con un juguete, un paseo o un espectáculo.

En ellos ponemos hoy nuestra libido y aspiramos antes que todo a su felicidad. En ellos, como dice El Principito, estamos depositando nuestra esperanza, y son la rosa que “estamos domesticando”.

Pero no es lo único que nos quita el sueño y queremos domesticar.

Siempre tratamos de domesticar nuestra imagen, pensando positivamente en cómo nos sentimos nosotras mismas antes que en detenernos en cómo nos ven los demás.

Y en este camino tratamos de manejar la mayor cantidad de variables de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu, en forma holística. A veces lo logramos, y otras tantas no. Es la ley de la vida.

Pero hay algo que no debe ruborizarnos y es que cuidar de nuestra rosa es cuidar de nosotras mismas, porque ello implica los aspectos de la salud y la estética, que son los pilares en los que nos basamos e impulsamos desde CKEA.

Nuestro lugar.

Hablar de tiempo no es menor para nosotras. El tiempo que se le dedica a lo más importante que tenemos implica elegir un espacio para ello.

En nuestro centro, las pacientes depositan muchas expectativas acerca de lo que esperan para sí mismas en el futuro y nos cuentan de sus cosas, y eso nos coloca la vara alta acerca de lo que debemos dar para estar a la altura de lo que se espera de nosotras.

Es por eso que apostamos mucho a constituir equipos muy competitivos y de excelencia humana, pero también en tecnología de punta con la aparatología de vanguardia que existen en los mejores institutos estéticos y kinesiológicos del país.

El tiempo que se dedica a la estética y la salud tendrá siempre como resultante, más temprano que tarde, un mayor bienestar y eso redunda en un posicionamiento distinto ante el mundo circundante. Una mujer que se siente sana y vivaz será percibida de este modo, y ese es el compromiso tácito que tenemos cada vez que una paciente ingresa a nuestros locales. En esto se funde la relación que constituimos y que pugnamos por mantener por un muy largo período a partir de la confianza, el entendimiento y el respeto.

Nuestros niños.

En CKEA tenemos un fuerte compromiso con todos los niños y muchas de nuestras acciones solidarias están orientadas en este sentido.

De allí que este domingo obliga a que seamos empáticos con los niños, con todos. Empáticos con los más cercanos y, especialmente, con aquellos que están hoy sufriendo ante las condiciones complejas que atraviesa el país y el mundo.

El tiempo valioso y por entonces inasible de la niñez es el que nos transporta hasta hoy y nos condiciona, define, y proyecta.

En esta víspera del Día del Niño no es casual que el tiempo me ocupe la parte central de esta columna semanal, como tampoco lo es haber elegido esta metáfora de El Principito.

El tiempo es clave. Es vital y somos lo que hacemos en ese espacio de vida para descubrirnos, mirarnos y cuidarnos. El tiempo es ese segmento donde buscamos domesticarnos, porque somos lo mejor y lo más importante que tenemos. Especialmente las mujeres.

Por eso lo que él llama “lo esencial” y que es invisible a los ojos, no es otra cosa que lo que en CKEA nos interesa en lo más alto de la escala de valores.

Allí nace la identidad, la autenticidad, la pureza y el amor propio que cada mujer tiene y es de dónde proviene esa belleza que los demás terminarán advirtiendo.

Queremos invitarte a trabajar sobre esos aspectos -más allá que nuestras intervenciones estarán dadas en lugares físicos bien determinados- porque una hermosa sonrisa no nace del movimiento de los labios, sino del brillo y el fulgor del corazón y la belleza interior.

Tengo para mí que esa niña que llevamos dentro, que sigue jugando con la misma sencillez de entonces y se rebela a crecer, es la que cuida de esa belleza y pugna por que salga todo el tiempo.

Somos nosotras, con nuestros problemas y preocupaciones, las que evitamos su irrupción permanente.

No perdamos de vista lo esencial. Vení a CKEA y juguemos a cuidarnos, compartamos ese lugar hermoso donde el espacio y el tiempo se conjugan en el mágico territorio de los sueños, que nos empuja a vivir la libertad y la seguridad de nosotras mismas.

Alguien desde adentro cuida todos los días ese impulso sagrado.

Para más información podes escribir al WhatsApp 3434462213 o en nuestras redes: instagram: @ckea_oficial

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Dirección: Casa Central: Vélez Sarsfield 721. Sucursal: Mitre 171 los dos en el parque Urquiza de la ciudad de Paraná.

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