La ausencia de rampas, las veredas rotas, los vehículos que obstaculizan, los pozos y otros problemas que hemos naturalizado, condicionan la cotidianeidad y la posibilidad de circular, especialmente de las personas con discapacidad.
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SUSCRIBITELa ausencia de rampas, las veredas rotas, los vehículos que obstaculizan, los pozos y otros problemas que hemos naturalizado, condicionan la cotidianeidad y la posibilidad de circular, especialmente de las personas con discapacidad.
Cecilia Bonino es arquitecta. En diálogo con Canal Nueve Litoral consideró que, en la mayoría de los casos, lo que se registra es una falta de empatía por parte de la población.
"Una de las cuestiones más importantes es la sensibilidad y la solidaridad social. Puede haber una rampa, pero si la tapo con el auto no sirve. Lo mismo si la vereda está en buen estado pero la obstaculizo con una bicicleta. Eso impide que las personas circulen con seguridad y autonomía", indicó la especialista. Y agregó: "En 2006 se consagró la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que a partir de 2015 tiene jerarquía constitucional. Ahí está todo lo referido a la accesibilidad. La discapacidad deja de ser un problema de la persona para ser de la sociedad".