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viernes, 13 de septiembre de 2024
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Una mirada desde la alcantarilla

Anotaciones mientras reto a mi hija de tres años

Las invocaciones

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Las invocaciones

Gracias a Dios, ni Dios permita, te lo juro por mi abuelita muerta que era una santa. Uff. Siempre me gustaron los actos de habla, esas acciones que solo tienen la fe puesta en la palabra. Yo te bautizo en el nombre de. Te lo prometo. Teníamos clases de lingüística con una profesora que nos traía situaciones domésticas para analizar las teorías en clase, nos encantaba. Por la patria y la bandera, me subo por escalera. Los chistes. Cosas para hacer con nuestra forma de apropiarnos de la lengua y sus compromisos. Juré pocas veces sobre pocas cosas, lo hice con la culpa cristiana bien metida entre el plexo. Jamás mentir un juramento, la cruz sobre los labios sellados. Después de grande quitarle validez a todas las cosas dichas y oídas, éramos tontos, no voy a andar cayendo en esos inventos, nadie necesita poner muerte encima de la cabeza de ningún hijo para que creamos algo. No hay necesidad. Las palabras en las acciones: demostremos. Extraño lo lindo que era el mercado de la fe. Mi hija me dice por favor, mamá, no lo voy a hacer más se refiere a pelear o a transgredir alguna cuestión que altera la convivencia, después viene el eco, lo hace de nuevo y otra vez como si fuera nueva la misma secuencia de palabras ubicadas como vagones de un tren que descarrila. Ya me lo dijiste recién, mentirosa. Nos reímos, creemos que los tiempos nos harán mejores, más cerca de lo que decimos, más al lado de lo que entendemos que le hace falta al mundo.

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