Marchaban 23 minutos del primer tiempo cuando Lionel Messi frotó la lámpara y convirtió un gol realmente memorable ante Nápoli. Con el partido ya 1-0 gracias a la apertura de marcador de Clément Lenglet, el rosarino eludió a varios rivales "en una baldosa" dentro del área grande. Cuando parecía que se le escapaba, remató con su zurda prodigiosa para poner la pelota en el palo más lejano de David Ospina.