Por Julieta Miconi
La decisión del gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, de prohibir las fiestas electrónicas para evitar el consumo de drogas volvió abrir el debate si la prohibición es el camino correcto. “Las fiestas electrónicas son beneficio para algunos cuantos y perjuicio para mucha otra gente. Ganan plata dos o tres personas y corren riesgo muchos jóvenes que concurren a ellas. Mayoritariamente, se vende droga”, argumentó el mandatario ante los medios.
Para la Asociación Civil Efecto Séquito, este tipo de decisiones lejos de lograr el objetivo buscado, termina genernado el efecto contrario.
Guillermina Ferraris, presidenta de la Asociación Civil opinó que la “prohibición es una herramienta de control que termina generando más consecuencias” ya que desde esa medida sólo se logra generar un circuito clandestino. En ese marco recordó lo que sucedió en la pandemia con las fiestas ilegales. “Las personas terminan yendo a lugares que no cuentan con habilitaciones, garantía de seguridad, no tienen ningún espacio de salud, de enfermería o de ambulancia, entonces termina siendo contraproducente”, consideró.
En ese sentido opinó que las medidas que se han venido tomando para evitar el consumo de drogas no han dado los resultados buscados, sino que todo lo contrario. “A los 100 años de prohibición y de guerra contra las drogas que hemos tenido no han dado resultados, no han eliminado el narcotráfico; la gente no ha dejado de consumir, por el contrario, las personas han seguido haciendo y lo han hecho sin información y sin un Estado presente que las cuide y que vele por su salud”.
La reducción de daños como herramienta de cuidado
Como alternativa al prohibicionismo surgieron las políticas de reducción de daños, las cuales reconocen a los usuarios de drogas como personas de derechos que merecen recibir apoyo, información y herramientas para reducir los riesgos que implica el uso de estupefacientes.
En el mundo, existen países que incluyen estas prácticas como política de salud pública, entendiendo que la prohibición no sirve y que la mejor manera de reducir riesgos es a través del acompañamiento y sin juzgar a quienes deciden hacerlo. “Un ejemplo muy puntual es el testeo de sustancias, es decir, usar reactivos para conocer si las que están circulando de manera ilegal están o no adulteradas, otra herramienta muy puntual son las salas de consumo controlado. Lo que se ha demostrado en los países donde el Estado entrega herramientas para que las personas puedan hacer un uso seguro de las sustancias es que se han logrado reducir en un 35% las muertes por sobredosis”, contó Guillermina.
La reducción de daños, lejos de incitar el consumo, busca que, a través de la información, se puedan reducir los riesgos y que las personas conozcan los efectos de cada sustancia, las dosis y, a través del testeo, saber si están adulteradas.
“Siempre la recomendación es no consumas si podés, pero si la persona elige hacerlo de todas maneras, la reducción de daños va a ser un apoyo para que esa persona pueda hacer un uso seguro y consciente”, agregó.
¿Qué es Efecto Séquito?
Efecto Séquito es una asociación civil que tiene el objetivo de informar, educar y abastecer cannabis de manera segura a quienes quieran usarlo de manera medicinal. “Nuestro rol es ser un nexo entre la comunidad y el Estado, haciendo parte a las personas que deciden hacer uso de esta planta o autocultivarla en el marco del diseño de políticas públicas”, contó Guillermina.
Este año, la asociación civil se capacitó con la Asociación de Reducción de Daños Argentina (ARDAS) para poder empezar aplicar estas estrategias en la provincia. “Hicimos una formación de promotores de salud en reducción de daños y estamos ofreciendo un servicio de instalación de stands en espacios de nocturnidad”, agregó la presidenta de Efécto Séquito.
En ese marco contó que tuvieron su primera intervención en una fiesta electrónica que se realizó por el día de la primavera en Paraná. “Estuvimos brindando material informativo, pero también fomentando el uso de la hidratación, entregando frutas, preservativos, colitas para el pelo para que la gente pueda disfrutar de la noche”, expresó.
“Fuimos un espacio de cuidado colectivo a donde las personas podian ir a preguntar, hablar sin prejuicios del uso de drogas”, finalizó.
